El síndrome de dolor regional complejo (SDRC) es una patología neurosensorial caracterizada por dolor crónico desproporcionado, alteraciones vasomotoras, edema y disfunción motora. A pesar de ser poco frecuente, su diagnóstico y manejo terapéutico suponen un reto clínico significativo para los profesionales sanitarios, en especial para los fisioterapeutas que abordan pacientes con dolor persistente y disautonomía local.
En los últimos años, el uso de técnicas de fisioterapia invasiva como la neuromodulación percutánea, la punción seca profunda y el bloqueo de puntos gatillo miofasciales ha ganado espacio como estrategias complementarias dentro del enfoque multidisciplinar del SDRC. En este artículo analizamos los aspectos diagnósticos clave y las herramientas terapéuticas actuales desde la perspectiva de la fisioterapia invasiva.
El SDRC es una entidad clínica que se presenta generalmente tras un traumatismo, cirugía o lesión menor, sin relación directa entre la magnitud del daño tisular y la intensidad del dolor. Se clasifica en dos tipos:
Este síndrome se manifiesta con síntomas como:
Estas manifestaciones suelen evolucionar por fases (aguda, distrófica y atrófica), lo que condiciona el enfoque terapéutico en cada momento del proceso.
El diagnóstico del SDRC es clínico y se basa en los criterios de Budapest, que incluyen la presencia de síntomas y signos en al menos tres de cuatro categorías (sensorial, vasomotora, sudomotora/edema y motora/trófica).
El fisioterapeuta debe valorar:
Una evaluación exhaustiva de la sensibilidad, la movilidad activa y pasiva, la fuerza y la función motora es fundamental para establecer un punto de partida clínico claro y diseñar el tratamiento adecuado.
El tratamiento del SDRC debe ser multimodal e individualizado, combinando intervención médica, farmacológica, psicológica y fisioterapéutica. Dentro de esta última, las técnicas invasivas representan una opción con creciente evidencia y aplicación clínica.
Consiste en la estimulación de nervios periféricos mediante electrodos conectados a una aguja ecoguiada, con el objetivo de modular la señal nociceptiva en ganglios y raíces espinales. Esta técnica permite:
Se aplica especialmente en fases subagudas y crónicas, y puede combinarse con reeducación motora activa.
En pacientes con SDRC es común encontrar contracturas musculares reflejas y puntos gatillo activos secundarios a la protección antálgica. La punción seca permite:
Es especialmente útil en músculos profundos de extremidades distales (intrínsecos de la mano o pie, por ejemplo).
Aplicada mediante agujas o electrodos de superficie, permite la modulación de la señal dolorosa y mejora la neuroplasticidad. Se puede aplicar en frecuencias bajas (TENS-acupuntura) o en modalidad burst.
La intervención fisioterapéutica en pacientes con SDRC debe orientarse a:
Es fundamental aplicar el tratamiento en un entorno de educación y acompañamiento activo del paciente, ya que los factores emocionales y psicosociales tienen un rol determinante en la evolución del síndrome.
Además de las técnicas invasivas, el tratamiento debe integrarse con:
El control de la carga debe ser progresivo y cuidadosamente dosificado, evitando la exacerbación de los síntomas. Se debe trabajar de forma estructurada en fases, comenzando con movimientos simples y avanzando hacia tareas complejas y específicas del paciente.
El fisioterapeuta desempeña un papel central en la rehabilitación funcional del paciente con SDRC, no solo como aplicador de técnicas, sino también como educador, guía y facilitador del cambio. Es esencial establecer una relación terapéutica de confianza, marcar objetivos alcanzables y realizar una monitorización clínica constante.
El éxito del tratamiento está condicionado por:
Para fisioterapeutas que deseen abordar casos complejos de dolor como el SDRC, es fundamental contar con una formación avanzada en técnicas invasivas, neuromodulación y razonamiento clínico. En FisioCampus ofrecemos formación específica en:
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El síndrome de dolor regional complejo es una condición altamente discapacitante que requiere un abordaje fisioterapéutico especializado. Las técnicas de fisioterapia invasiva, cuando se aplican con criterio clínico y de forma integrada dentro de un programa de rehabilitación funcional, pueden generar mejoras significativas en el dolor, la movilidad y la calidad de vida del paciente.
El conocimiento profundo del comportamiento del sistema nervioso, la adaptación del tratamiento a cada fase evolutiva del SDRC y la incorporación activa del paciente en su recuperación son elementos esenciales para el éxito terapéutico.