El tratamiento de las lesiones deportivas del miembro inferior representa un reto constante para el fisioterapeuta, debido a su alta prevalencia, implicación funcional y riesgo de cronificación. Entre las estrategias de fisioterapia invasiva emergentes, la electrólisis percutánea intratisular (EPI®) ha demostrado eficacia en el tratamiento de tendinopatías, roturas musculares y otras lesiones de tejido blando, especialmente cuando los tratamientos convencionales no son suficientes.
Esta técnica mínimamente invasiva, guiada habitualmente por ecografía, se fundamenta en la aplicación de corriente galvánica a través de una aguja de acupuntura que actúa directamente sobre el tejido lesionado, generando un proceso inflamatorio controlado con el objetivo de reactivar la reparación tisular. La revisión sistemática recientemente publicada analiza los efectos de la EPI® en deportistas con lesiones en extremidades inferiores, aportando una visión actualizada y clínica sobre su eficacia y aplicación.
La EPI® se basa en un principio bioelectroquímico: al aplicar una corriente galvánica a través de una aguja insertada en el foco de lesión, se produce una lisis del tejido degenerado, rompiendo las moléculas del colágeno patológico y estimulando una respuesta inflamatoria local que activa procesos de reparación biológica.
Este proceso favorece:
El procedimiento se realiza bajo control ecográfico, lo que garantiza precisión anatómica y seguridad, especialmente en estructuras profundas o cercanas a zonas neurovasculares.
La revisión sistemática señala que la EPI® ha sido utilizada con buenos resultados en diversas patologías musculotendinosas del miembro inferior, entre ellas:
En todas estas condiciones, el denominador común es la presencia de un tejido degenerado, hipo-vascularizado y con escasa respuesta a terapias convencionales, donde la EPI® puede romper el ciclo de estancamiento biológico y estimular un nuevo proceso de reparación.
La revisión analizada muestra que la EPI®, aplicada de forma protocolizada y combinada con ejercicios excéntricos o terapias complementarias, genera mejoras significativas en:
Además, se destaca que los efectos terapéuticos de la EPI® son superiores cuando se integra dentro de un programa de fisioterapia activa, incluyendo trabajo de fuerza, control motor, y readaptación funcional.
Aunque no existe un protocolo único, la mayoría de los estudios revisados coinciden en ciertos aspectos:
Es imprescindible que la EPI® sea aplicada por fisioterapeutas con formación específica en fisioterapia invasiva, garantizando así la seguridad y la eficacia del procedimiento.
La electrólisis percutánea ofrece ventajas importantes sobre otros enfoques tradicionales:
Estas características hacen de la EPI® una herramienta valiosa en el arsenal terapéutico del fisioterapeuta deportivo, especialmente en casos de lesiones resistentes a otros tratamientos.
Si bien la EPI® es generalmente segura, existen contraindicaciones que deben ser tenidas en cuenta:
Asimismo, es importante considerar la tolerancia al dolor del paciente y ofrecer información detallada sobre la técnica, su propósito y los efectos esperables tras cada sesión.
Dado el creciente uso de la EPI® en el ámbito clínico, se recomienda a los fisioterapeutas deportivos adquirir formación continua en:
En FisioCampus, se ofrecen cursos especializados en fisioterapia invasiva, electrólisis percutánea, y recuperación deportiva avanzada, diseñados para mejorar la competencia clínica basada en la evidencia.
La electrólisis percutánea intratisular (EPI®) se ha consolidado como una técnica eficaz para el tratamiento de lesiones deportivas del miembro inferior, especialmente en patologías tendinosas crónicas o degenerativas. Su mecanismo de acción, centrado en reactivar procesos biológicos de regeneración, la convierte en una herramienta potente para fisioterapeutas formados en técnicas invasivas. La evidencia clínica respalda su aplicación combinada con ejercicio terapéutico, lo que permite no solo reducir el dolor, sino también mejorar la funcionalidad y acortar los tiempos de retorno deportivo. Su inclusión en protocolos de fisioterapia avanzada representa una mejora sustancial en el abordaje del deportista lesionado.