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Terapias no farmacológicas para la artrosis de rodilla: evidencia clínica actual y nuevas perspectivas en fisioterapia

Ultima edición: Noviembre 27, 2025, 21:04 Hrs

La artrosis de rodilla (gonartrosis) es una de las patologías más frecuentes en la práctica clínica de fisioterapia y una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial. Su prevalencia aumenta con la edad, aunque no es un proceso exclusivo del envejecimiento. Factores como el sedentarismo, la sarcopenia, el sobrepeso, el historial deportivo, el trauma previo o las alteraciones biomecánicas contribuyen al desarrollo y progresión de esta condición.

Tradicionalmente, el tratamiento habitual ha estado dominado por los analgésicos, los antiinflamatorios no esteroideos, las infiltraciones y, en fases más avanzadas, por la cirugía de reemplazo articular. Sin embargo, en los últimos años la evidencia científica ha impulsado un cambio de paradigma, destacando el papel crucial de las intervenciones no farmacológicas como primera línea de tratamiento, tanto por su eficacia como por su perfil de seguridad.

Este artículo explora las principales terapias no farmacológicas recomendadas para la artrosis de rodilla, con un enfoque clínico actualizado, basado en evidencia y orientado especialmente a fisioterapeutas y profesionales del movimiento.

¿Por qué priorizar el tratamiento no farmacológico en artrosis de rodilla?

La artrosis no es solo un problema de “desgaste articular”; es un proceso complejo que involucra alteraciones cartilaginosas, inflamación de bajo grado, cambios musculares, deterioro funcional y factores psicosociales que condicionan el dolor.

Las intervenciones farmacológicas, aunque útiles para el control de síntomas, presentan limitaciones importantes:

  • Efectos adversos gastrointestinales, renales o cardiovasculares.
  • Beneficios a corto plazo sin impacto significativo en la funcionalidad.
  • No abordan la causa mecánica y funcional subyacente.
  • Usualmente generan dependencia del tratamiento pasivo.

Por el contrario, las terapias no farmacológicas han demostrado beneficios sostenidos en dolor, función, calidad de vida y participación, lo que las posiciona como la intervención más relevante en las guías clínicas actuales (OARSI 2019, NICE 2020).

El ejercicio terapéutico como primera línea de intervención

El ejercicio terapéutico es, sin duda, el tratamiento estrella. No solo mejora la fuerza y la movilidad, sino que modula el dolor a nivel del sistema nervioso central, favorece la salud del cartílago y contribuye a la estabilidad de la articulación.

Tipos de ejercicio con mayor evidencia

1. Ejercicio de fuerza

El debilitamiento del cuádriceps es uno de los predictores más claros de artrosis de rodilla. Aumentar su fuerza mejora la estabilidad femorotibial, reduce el dolor y optimiza el patrón de marcha.

2. Ejercicio aeróbico de bajo impacto

Caminar, nadar o pedalear promueven la vascularización, mejoran la resistencia y reducen la inflamación sistémica. La evidencia sugiere que el ejercicio aeróbico regular disminuye el dolor y mejora la capacidad funcional incluso en pacientes con artrosis moderada o severa.

3. Entrenamiento neuromuscular

Este tipo de trabajo optimiza la coordinación, el equilibrio y el control motor, componentes especialmente alterados en sujetos con gonartrosis. La mejora del esquema corporal reduce el riesgo de caída y mejora el desempeño en actividades de la vida diaria.

4. Ejercicio funcional específico

Más allá de las máquinas y las progresiones clásicas, el abordaje funcional busca entrenar tareas de la vida diaria: levantarse de una silla, subir escaleras, caminar en diferentes superficies o cargar peso. Esto incrementa el impacto clínico y la adherencia.

La clave está en la individualización, la progresión sensata y el acompañamiento terapéutico.

Educación para el autocuidado: la intervención olvidada

La educación del paciente es fundamental para garantizar la adherencia al tratamiento. Un paciente informado entiende:

  • Qué es la artrosis y cómo evoluciona.
  • Por qué el ejercicio no desgasta la articulación, sino que la protege.
  • Cómo manejar los picos de dolor.
  • Qué importancia tiene el control del peso, el sueño y el movimiento diario.

La educación adecuada reduce la kinesiofobia, mejora el cumplimiento de los ejercicios y promueve el empoderamiento personal.

Hidroterapia: una opción ideal para pacientes con dolor severo u obesidad

La movilidad dentro del agua permite que el paciente ejecute movimientos amplios con menor dolor gracias a la reducción del peso corporal soportado por la articulación.

Los beneficios de la hidroterapia incluyen:

  • Disminución del dolor
  • Mejora de la movilidad
  • Facilita el fortalecimiento en fases iniciales
  • Proporciona apoyo emocional gracias al confort del medio acuático

Una revisión Cochrane de Bartels et al. (2016) demostró una mejora significativa en dolor y función en pacientes con artrosis sometidos a programas de ejercicio acuático.

Ortesis, plantillas y soportes articulares

Las órtesis de descarga medial pueden ser útiles en pacientes con varo marcado y dolor localizado en el compartimento interno de la rodilla. Su objetivo es redistribuir cargas y mejorar la alineación.

Las plantillas también tienen un rol, aunque su efecto depende en gran medida del paciente, del tipo de pisada y de la presencia de alteraciones biomecánicas asociadas. No deben verse como solución única, sino como complemento.

El uso temporal de bastón en el lado contrario a la rodilla afectada reduce el momento en valgo y puede ser útil para fases de dolor intenso.

Terapias complementarias: un enfoque multimodal

La fisioterapia moderna se basa en una visión integradora. Si bien el ejercicio es el núcleo del tratamiento, otras intervenciones tienen su lugar:

Terapia manual

Ayuda a mejorar la movilidad articular, disminuir la rigidez y facilitar la ejecución del ejercicio terapéutico.

Técnicas miofasciales y punción seca

Muchos pacientes con artrosis presentan dolor miofascial secundario, puntos gatillo y espasmo muscular. La punción seca y otras técnicas manuales pueden modular el tono muscular, liberar tejido y facilitar el movimiento. Estas intervenciones se consideran complementarias, no sustitutivas del trabajo activo, pero pueden mejorar notablemente la tolerancia al ejercicio.

Electroterapia

Aunque la evidencia es moderada, el TENS puede proporcionar alivio temporal del dolor en fases de agudización.

El papel del fisioterapeuta: guía, educador y facilitador del cambio

El fisioterapeuta debe asumir un rol activo que va más allá de aplicar técnicas. Debe:

  • Educar al paciente
  • Diseñar programas individualizados
  • Motivar y acompañar
  • Coordinar con otros profesionales (nutrición, psicología, medicina)
  • Promover hábitos de vida activa

Este enfoque humano y global es el que ha demostrado generar mejores resultados sostenidos.

¿Qué dicen las guías clínicas internacionales?

Las OARSI Guidelines (2019) recomiendan como primera línea:

  1. Ejercicio estructurado
  2. Educación y autocuidado
  3. Control del peso corporal

Solo en ausencia de respuesta clínica se indican fármacos o cirugía.

Un metaanálisis de PLOS One con más de 9 800 pacientes demostró que las intervenciones de ejercicio tienen efectos clínicos superiores a la analgesia farmacológica en muchos casos.

Estos hallazgos posicionan definitivamente al tratamiento no farmacológico como la base del abordaje de la artrosis de rodilla.

Conclusión: un cambio de paradigma necesario

La artrosis de rodilla es un reto clínico, pero también una oportunidad para aplicar intervenciones activas, seguras y eficaces. La fisioterapia moderna debe centrarse en:

  • El movimiento adaptado y progresivo
  • La educación
  • La participación activa del paciente
  • El manejo interdisciplinario

A partir de esta base, técnicas como la punción seca pueden utilizarse de forma complementaria para aliviar tensión muscular y facilitar la ejecución del ejercicio, especialmente en pacientes con dolor asociado al componente miofascial. Si deseas profundizar en esta herramienta con un enfoque seguro y basado en evidencia, puedes explorar el Curso Online de Fisioterapia en Punción Seca, una formación práctica que puede integrarse fácilmente dentro del abordaje multimodal del dolor de rodilla y otras condiciones musculoesqueléticas.

Bibliografía

  1. Bartels EM, Juhl CB, Christensen R, Hagen KB, Danneskiold-Samsøe B, Dagfinrud H. Aquatic exercise for the treatment of knee and hip osteoarthritis. Cochrane Database Syst Rev [Internet]. 2016;3:CD005523. Disponible en: https://doi.org/10.1002/14651858.CD005523.pub3 
  2. Goh SL, Persson MSM, Stocks J, Hou Y, Welton NJ, Lin J, et al. Relative Efficacy of Different Types of Exercise for Reducing Pain in Knee Osteoarthritis: A Network MetaAnalysis. PLOS One [Internet]. 2019;14(7):e0219141. Disponible en: https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0219141 
  3. Bannuru RR, Osani MC, Vaysbrot EE, Arden NK, Bennell K, Bierma-Zeinstra SM et al. OARSI guidelines for the non-surgical management of knee, hip, and polyarticular osteoarthritis. Osteoarthritis Cartilage. 2019;27(11):1578–1589. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.joca.2019.06.011 
  4. Fransen M, McConnell S, Harmer AR, van der Esch M, Simic M, Bennell KL. Exercise for osteoarthritis of the knee: a Cochrane systematic review. Br J Sports Med. 2015;49(24):1554–1557. Disponible en: https://bjsm.bmj.com/content/49/24/1554 
  5. Holden MA, Nicholls EE, Hay EM, Foster NE. Physical therapists' use of therapeutic exercise for patients with clinical knee osteoarthritis in the United Kingdom: in line with current recommendations? Phys Ther. 2008;88(10):1109–1121. Disponible en: https://doi.org/10.2522/ptj.20080077 
     
Autor: Albi Bello

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