El accidente cerebrovascular (ACV) o ictus es una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial. Sus secuelas neurológicas incluyen pérdida del control motor, espasticidad, debilidad muscular, alteraciones sensoriales y dolor. En este contexto, la fisioterapia desempeña un rol fundamental en la recuperación funcional y en la mejora de la calidad de vida de los pacientes.
Uno de los síntomas más frecuentes en la fase subaguda o crónica del ictus es el dolor miofascial asociado a la activación de puntos gatillo, tanto en músculos espásticos como en músculos compensadores. Este tipo de dolor, a menudo subestimado, puede limitar el progreso funcional del paciente, dificultar el movimiento voluntario y perpetuar patrones motores disfuncionales.
La punción seca se ha incorporado progresivamente como herramienta terapéutica dentro de los protocolos de fisioterapia neurológica, mostrando eficacia en la modulación del dolor y en la mejora del reclutamiento muscular. En este artículo, se analizan los fundamentos, indicaciones y beneficios clínicos de la punción seca en pacientes post-ictus.
Tras un ACV, es común la aparición de hipertonía muscular, espasticidad y cambios en el control motor central. Estas alteraciones favorecen el desarrollo de puntos gatillo miofasciales: zonas hiperirritables dentro de una banda tensa del músculo, dolorosas a la palpación y capaces de generar dolor referido.
En los pacientes post-ictus, los puntos gatillo pueden encontrarse en:
Este dolor miofascial añadido puede limitar la movilidad, interferir con la reeducación motora y reducir la tolerancia a la terapia física. Por tanto, su tratamiento debe formar parte integral del abordaje fisioterapéutico.
La punción seca es una técnica invasiva que consiste en la introducción de una aguja fina (similar a la de acupuntura) en el punto gatillo, sin introducir sustancia alguna, con el objetivo de desactivar el punto doloroso y normalizar el tono muscular. Se distinguen dos tipos principales:
En pacientes neurológicos, la técnica se utiliza principalmente a nivel profundo, buscando inducir respuestas locales de espasmo (local twitch response) que promuevan una reorganización neuromuscular.
Diversos estudios han explorado la aplicación de la punción seca en pacientes con hemiparesia o secuelas post-ictus, observando mejoras significativas en distintos parámetros:
La punción seca puede disminuir la percepción del dolor asociado a la activación de puntos gatillo, especialmente en músculos espásticos o sobrecargados. Esto permite al paciente tolerar mejor la movilización y el ejercicio funcional.
Al desactivar los puntos gatillo, se reduce la rigidez y se facilita el rango de movimiento activo y pasivo, lo cual es esencial para la integración del patrón motor normal.
Aunque no sustituye al tratamiento específico de la espasticidad, la punción seca puede ayudar a modular el tono muscular de forma local, facilitando el trabajo de control motor y reeducación neuromuscular.
Al reducir el dolor y el tono reflejo, se optimiza la activación voluntaria del músculo, lo cual favorece la recuperación funcional en actividades como la marcha, la sedestación y la manipulación.
Antes de aplicar la punción seca en pacientes con ACV, es importante tener en cuenta ciertas consideraciones:
La aplicación debe realizarse por fisioterapeutas especializados en punción seca y con conocimientos en fisioterapia neurológica, ya que la elección de músculos y la dosificación deben adaptarse al contexto clínico.
Un protocolo habitual puede incluir sesiones semanales de punción seca combinadas con técnicas de control motor, movilización neurodinámica y ejercicio funcional activo.
La punción seca no debe considerarse una técnica aislada, sino integrada dentro de un abordaje terapéutico global, que puede incluir:
Su incorporación temprana en el plan de tratamiento puede mejorar los resultados funcionales y acelerar el progreso hacia los objetivos de autonomía.
La aplicación de punción seca en pacientes con daño neurológico requiere una formación especializada que combine el conocimiento anatómico, la fisiopatología del sistema nervioso y la técnica invasiva con enfoque clínico.
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Esta formación avanzada permite a los fisioterapeutas abordar el dolor y las alteraciones motoras de forma más completa, optimizando la recuperación neurológica.
La punción seca es una herramienta terapéutica eficaz y segura en el tratamiento del dolor miofascial y la disfunción muscular en pacientes post-ictus. Su aplicación adecuada puede mejorar la movilidad, disminuir el dolor y facilitar la recuperación del patrón motor, favoreciendo así una mayor funcionalidad y autonomía en la vida diaria.
Integrada dentro de un programa de fisioterapia neurológica, permite abordar de forma precisa y personalizada las secuelas musculoesqueléticas secundarias al ACV. La formación específica del fisioterapeuta y el enfoque multidimensional del tratamiento son claves para obtener resultados clínicos sostenibles y significativos.