La tendinopatía rotuliana, también conocida como “rodilla del saltador”, es una lesión por sobreuso que afecta con frecuencia a deportistas que practican disciplinas de alta demanda en el tren inferior como el baloncesto, voleibol, atletismo o fútbol. Esta patología se caracteriza por dolor en el polo inferior de la rótula, especialmente al realizar actividades que implican saltos, aceleraciones o desaceleraciones rápidas.
A lo largo de las últimas décadas, diferentes estrategias terapéuticas han sido empleadas para tratar esta condición, sin embargo, el ejercicio excéntrico ha emergido como una de las intervenciones más eficaces, tanto por su efecto sobre el dolor como por su impacto en la recuperación funcional del tendón.
La tendinopatía rotuliana responde a un proceso degenerativo más que inflamatorio. La exposición repetida a cargas mecánicas excesivas provoca una alteración en la estructura del colágeno, desorganización de las fibras, incremento de la sustancia fundamental y neovascularización anómala dentro del tendón. Este fenómeno, descrito como tendinosis, compromete la capacidad del tendón para almacenar y liberar energía de manera eficiente, generando dolor y pérdida funcional.
En deportistas, esta lesión se ve favorecida por desequilibrios musculares, deficiencias en el control motor del miembro inferior, errores en la planificación del entrenamiento o por superficies de juego inadecuadas. La evaluación clínica debe considerar estos factores para lograr un tratamiento efectivo.
Dentro del abordaje fisioterapéutico, el ejercicio terapéutico ha demostrado ser la intervención con mayor nivel de evidencia para el tratamiento de tendinopatías. A diferencia de los agentes físicos pasivos o las terapias invasivas aplicadas de forma aislada, el ejercicio permite una adaptación progresiva del tendón a las demandas funcionales, lo cual es clave para evitar recurrencias.
En el caso específico de la tendinopatía rotuliana, el ejercicio excéntrico ha demostrado ser particularmente eficaz, ya que promueve una reorganización estructural del colágeno, reduce la neovascularización patológica y mejora la capacidad del tendón para tolerar carga.
El ejercicio excéntrico consiste en la activación muscular durante el alargamiento del músculo, es decir, cuando se resiste una fuerza externa. En el contexto de la rodilla, esto se traduce en movimientos de flexión controlada durante actividades como sentadillas o bajadas desde un step.
Los beneficios del trabajo excéntrico en tendinopatías rotulianas se explican por varios mecanismos:
Estos efectos fisiológicos justifican su aplicación clínica tanto en fases agudas como en procesos crónicos.
Uno de los protocolos más difundidos para el tratamiento excéntrico de la tendinopatía rotuliana es el desarrollado por Jonsson et al., basado en sentadillas unipodales excéntricas sobre superficie inclinada a 25°. El ejercicio se realiza descendiendo lentamente con la pierna lesionada, mientras que la pierna contraria asiste el retorno a la posición inicial.
Se recomienda una frecuencia de dos a tres veces al día, realizando 3 series de 15 repeticiones durante 12 semanas. La intensidad debe ajustarse a la tolerancia del dolor, permitiendo molestias leves durante la ejecución, pero sin que estas se incrementen tras el ejercicio.
En fases avanzadas, se puede progresar a ejercicios pliométricos, trabajo con sobrecarga o integraciones funcionales como sentadillas con salto, siempre que el tendón haya mostrado buena adaptación.
La mayoría de estudios que han analizado la eficacia del ejercicio excéntrico en la tendinopatía rotuliana muestran reducciones significativas del dolor medido con escalas como el VISA-P (Victorian Institute of Sport Assessment–Patella), así como una mejora notable en la capacidad de realizar actividades deportivas.
Además, se ha demostrado que los efectos se mantienen en el tiempo, especialmente cuando el programa se complementa con educación terapéutica y control de la carga de entrenamiento. En deportistas de élite, esta intervención ha permitido retornar al nivel competitivo en menos tiempo que otras alternativas terapéuticas conservadoras.
Aunque el ejercicio excéntrico es considerado el tratamiento de elección, también se han explorado otras intervenciones como:
La evidencia disponible sugiere que el ejercicio excéntrico, cuando se aplica correctamente, iguala o supera la eficacia de muchas de estas técnicas, especialmente si se incorpora dentro de un programa multimodal de rehabilitación.
La aplicación del ejercicio excéntrico debe basarse en una valoración funcional completa, que incluya análisis de movimiento, evaluación de la fuerza y control neuromuscular. También es crucial ajustar la carga según la evolución del paciente, garantizando progresión y adherencia al tratamiento.
Una adecuada educación del deportista sobre el proceso de recuperación, la importancia del reposo relativo y la modificación de la actividad es fundamental para evitar frustración y mejorar los resultados.
Para una correcta implementación de este tipo de tratamiento, el fisioterapeuta debe contar con formación avanzada en ejercicio terapéutico, biomecánica del tren inferior y control de carga en lesiones por sobreuso. En FisioCampus, existen programas especializados en:
Estas herramientas permiten personalizar la intervención y lograr mejores resultados clínicos.
El ejercicio excéntrico es actualmente la estrategia terapéutica más eficaz y respaldada por la evidencia para el tratamiento de la tendinopatía rotuliana, especialmente en deportistas y personas activas. Su capacidad para inducir adaptaciones positivas en la estructura y función del tendón lo convierte en una herramienta indispensable dentro del abordaje fisioterapéutico. Aplicado con criterio clínico, progresión adecuada y en el contexto de un programa multimodal, permite una recuperación funcional completa y la prevención de recaídas.