La pubalgia es una afección dolorosa en la región inguinal y púbica que afecta de manera significativa a deportistas, especialmente aquellos que practican deportes que implican giros, aceleraciones, frenadas bruscas y golpes repetitivos con el tren inferior. Es una patología de etiología multifactorial que puede involucrar estructuras osteoarticulares, musculotendinosas y viscerales, lo que complica su diagnóstico y tratamiento.
Se estima que la pubalgia representa una causa importante de dolor crónico en atletas, especialmente futbolistas, y puede provocar largos periodos de inactividad si no se aborda de forma adecuada. Debido a su complejidad, el tratamiento debe ser multidisciplinar e individualizado, integrando medidas conservadoras y, en casos refractarios, quirúrgicas.
Este artículo revisa y sintetiza las principales estrategias de tratamiento utilizadas en la actualidad para abordar la pubalgia en deportistas, con énfasis en los enfoques fisioterapéuticos, basados en la evidencia científica más reciente.
La pubalgia no responde a una única causa sino que resulta del desequilibrio entre fuerzas musculares, disfunciones articulares y sobrecarga biomecánica. Los principales factores etiológicos incluyen:
Técnica deportiva deficiente o sobreuso.
Estos elementos producen una sobrecarga crónica sobre las estructuras de la región púbica, especialmente en la inserción común de los aductores y abdominales, generando dolor, inflamación y pérdida de función.
Se han propuesto diferentes clasificaciones de la pubalgia. Una de las más aceptadas es la que distingue entre:
El diagnóstico se basa en la anamnesis, la exploración física y el apoyo de pruebas complementarias como ecografía, resonancia magnética y, en algunos casos, estudios de medicina nuclear.
El tratamiento de la pubalgia debe ser progresivo y adaptado al tipo de lesión, su cronicidad y la actividad deportiva del paciente. La fisioterapia juega un papel central dentro de un enfoque conservador integral, el cual incluye:
Se distinguen tres fases en el tratamiento:
A continuación, se desarrollan las estrategias terapéuticas más relevantes en cada etapa.
Durante esta etapa, el objetivo es aliviar el dolor y reducir la inflamación mediante técnicas de fisioterapia como:
Se limita la actividad deportiva y se evita la sobrecarga de la musculatura implicada. Se introducen ejercicios de movilidad activa sin dolor, estiramientos suaves y ejercicios respiratorios para mantener el tono general.
Una vez controlado el dolor, se introducen ejercicios terapéuticos progresivos con el objetivo de corregir los desequilibrios musculares y mejorar el control motor. Esta fase incluye:
El entrenamiento debe ser específico, controlado y adaptado a las demandas del deporte del atleta. La técnica correcta y el control postural son fundamentales para evitar recidivas.
Esta última fase busca la reincorporación progresiva del deportista a la actividad física y a la competición. Incluye:
La readaptación se considera completa cuando el deportista puede ejecutar sin dolor sus gestos técnicos habituales, con una biomecánica correcta y una buena condición física general.
En función de la evolución clínica, pueden considerarse otras técnicas complementarias:
En casos de pubalgia crónica resistente al tratamiento conservador, se puede considerar la intervención quirúrgica (tenotomía de aductores, refuerzo de la pared abdominal), aunque siempre debe ser la última opción tras agotar el tratamiento fisioterapéutico.
La prevención es clave en el manejo de la pubalgia, especialmente en deportes con alta exigencia física. El plan preventivo incluye:
El fisioterapeuta debe colaborar estrechamente con preparadores físicos y entrenadores para garantizar una reincorporación segura y una planificación adaptada a cada atleta.
La pubalgia en deportistas es una patología compleja que requiere una intervención fisioterapéutica integral y basada en la evidencia. El tratamiento debe ser progresivo, personalizado y enfocado en la recuperación funcional, abordando no solo el alivio del dolor, sino también los factores biomecánicos subyacentes que lo provocan.
La combinación de ejercicios terapéuticos, terapia manual, estrategias de control neuromuscular y reeducación funcional ha demostrado ser efectiva para lograr una recuperación completa y prevenir futuras recaídas. El fisioterapeuta debe desempeñar un rol activo en la evaluación, tratamiento y seguimiento del deportista, integrando conocimientos anatómicos, funcionales y deportivos para garantizar el éxito terapéutico.